Tras descubrir la historia de Bagarok y Caciro, podemos continuar con nuestra cadena de vida. No creáis que nuestro linaje termina con la princesa Kara; es posible imaginar tantas antecesoras como deseemos. ¿Quién podría impedírnoslo? Personalmente, he retrocedido hasta la era en la que las personas habitaban en cuevas y cazaban mamuts, que eran como elefantes, pero de mayor tamaño. Nuestra simpática antepasada troglodita, cuyo nombre desconocemos ya que en aquel tiempo no se comunicaban como nosotros, la he apodado Ucla.
¿Qué os parece? A mí me resulta muy astuta e inteligente. He narrado algunas de sus aventuras, tal vez algún día pueda compartirlas con vosotros.
Por ejemplo:
¿Sabías que Ucla inventó la rueda?
La inspiración le llegó al ver cómo un pequeño escarabajo verde transportaba su alimento en una bolita que había creado. Lo hacía con facilidad, superando pendientes, charcos y hondonadas llenas de barro, simplemente haciendo rodar la bolita.
Ucla consideró que, si creaba esferas de piedra de mayor tamaño, podría emplearlas como medio de transporte. De esta manera, su madre, una experta cazadora, no tendría que llevar a cuestas las presas que cazaba cada día..
Durante varios días y noches, se dedicó a reflexionar sobre la idea hasta que encontró la solución: perforó dos piedras redondas que escogió de una cantera cercana y las montó en un eje que sujetó a una tabla de un árbol hallado previamente en el bosque. ¡El resultado fue asombroso!
Este es el renombrado carro con ruedas de piedra inventado por Ucla.
Yo me detuve en nuestra antepasada troglodita, pero los seres vivos tenemos un origen mucho más remoto que el de los dinosaurios.
Os podría sorprender, o tal vez no (quizá ya lo habéis estudiado en la escuela), pero hace más de 4250 millones de años, una bacteria muy simpática se multiplicó hasta convertirse en millones de ejemplares, evolucionando primero en formas sencillas y luego en otras más complejas. Así, después de cientos de miles de años (o incluso millones), evolucionó en un pez, después en una rana, más adelante en una lagartija, un pájaro sin plumas y así sucesivamente hasta llegar a nosotras.
Esto es indiscutible, ya que está comprobado que todas las personas del mundo compartimos el mismo origen primitivo.
Por esta razón, no me inquieta si mis ancestros fueron influyentes o no; para mí, siempre serán fundamentales. Sin ellos, yo no existiría.
Además, creo firmemente que la valía de una persona no se determina por su ascendencia (los asuntos de reyes, príncipes, condes y demás), ni por su riqueza. Tampoco importa ser más inteligente, más atractivo o más alto, ni el estatus social o el color de piel, ya que todos venimos de:
¡Una adorable bacteria!
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