Con el paso de los años, llegó un momento crucial en mi vida en el que comprendí que, si deseaba emprender trabajos más especializados, debía dedicarme al estudio. Así, me matriculé en un instituto para obtener el título de bachiller. Este camino no fue fácil. Trabajaba de ocho de la mañana a siete de la tarde, lo que me obligó a inscribirme en clases nocturnas. La rutina era agotadora, pero mi determinación y fuerza de voluntad me impulsaron a seguir adelante.
Completé mis estudios en navegación portuaria, mecánica y radiotelefonía naval, áreas fundamentales para desempeñarme en profesiones marítimas en las que estaba interesado en aquellos años, influenciado por mi padre, quien trabajaba en la marina mercante. Estos conocimientos son esenciales para trabajar en diversos tipos de embarcaciones, desde barcos de pesca hasta cruceros y cargueros.
Estudiar náutica no es sencillo; implica adentrarse en numerosas disciplinas como la astronomía, la radio, la construcción naval y los motores. Si te apasiona y logras superar todos los retos académicos, incluso podrías llegar a ser Capitán de un barco. Para ello, debes estudiar durante tres años en una Facultad o Escuela de la Marina Civil, seguido de un año de prácticas en un barco. En España, solo hay dos lugares donde se puede obtener el Grado de Náutica: la Facultad de Náutica de la Universidad Politécnica de Cataluña y la Facultad de Ciencias Náuticas de la Universidad de Cádiz.
En un barco, el capitán es como el alcalde de una pequeña ciudad flotante, donde cada persona cumple un rol específico. A lo largo de los años, aprendí mucho sobre cómo funcionan los barcos. Aquí les he dibujado un ancla, un símbolo emblemático del mundo marítimo, que no solo sirve para sujetar los barcos al fondo del mar, sino que también representa las profesiones relacionadas con la navegación.
Yo aspiraba a convertirme en Patrón de una Embarcación de Socorro de la Cruz Roja del Mar, y quizás trabajar en una plataforma petrolífera como oficial de mantenimiento. Pero mi vida tomó un giro inesperado para mejor desde los catorce años. Además de estar casi siempre medio enamorado de alguna chica, desarrollé un gran interés por muchas otras cosas. Mis limitaciones físicas y el acoso que sufrí desde niño no me hicieron sentir inferior. Sin embargo, era algo retraído, quizás por este motivo me centraba especialmente en estudiar y leer libros. Compré muchos que trataban temas que me interesaban, aunque debo reconocer que algunos resultaban difíciles de comprender. Aun así, repasándolos una y otra vez, lograba entender muchas cosas, lo que me ayudaba a no pensar en mi enfermedad, ya que mi pierna afectada por la polio empezaba a empeorar con el crecimiento.
Recuerdo con cariño el primer libro que compré con mi primera paga: «El Origen de las Especies» de Charles Darwin. Ese libro despertó en mí un profundo interés por el proceso evolutivo de los seres vivos. Después de ese, compré otros sobre ornitología, el comportamiento animal, y así fui llenando mi biblioteca poco a poco, especialmente con libros de ciencias naturales. Es verdad que el incidente con el profesor de religión también avivó mi curiosidad.
Me interesaban otros temas como la política. Adquirí algunos libros que en aquellos años estaban prohibidos en España y debían comprarse secretamente en librerías de confianza, como textos sobre la historia del socialismo, el Libro Rojo de Mao, El Capital y muchos más. Debo admitir que algunos me resultaban difíciles de comprender.
Quise comprender las razones de las diferentes inquietudes religiosas y su influencia en las sociedades. Leí y adquirí muchos libros que estudiaban este asunto. Mamá se enfadó conmigo en una ocasión, pues compré una enciclopedia sobre la historia de las religiones, y como eran varios volúmenes, tuve que pagar a plazos.
Aunque siempre he sido muy descreído, consideraba importante obtener conocimientos sobre este asunto y poder mantener conversaciones coherentes con personas expertas y debatir con los maestros de religión. 😆
Pero también, adquirí novelas de aventuras. En especial, me fascinaban Julio Verne y Alejandro Dumas, así como otros como Emilio Salgari, Mark Twain y R. Louis Stevenson.
Os hago una lista de mis novelas de aventuras favoritas:
- Veinte mil leguas de viaje submarino.
- La vuelta al mundo en ochenta días.
- Un capitán de quince años.
- La isla misteriosa.
- Los tres mosqueteros.
- El Conde de Montecristo.
- La isla del tesoro.
- Cuento de Navidad.
- Juan Salvador Gaviota.
- Las aventuras de Tom Sawyer.
Con el tiempo, amplié mis preferencias y autores, disfrutando de las obras de Albert Camus, Goethe, García Márquez, Juan Ramón Jiménez y Blasco Ibáñez. Además, compraba libros y revistas científicas y sobre tecnología.
Con los años, amplié mis preferencias de lectura y autores, compré libros un poco más profundos y complicados, pero hermosos. Me gustan mucho Albert Camus, Goethe, García Márquez, Juan Ramon Jiménez, Blasco Ibáñez.
También disfrutaba mucho con la lectura de cómics, antes conocidos como tebeos, como por ejemplo:
- Spider-Man
- Los Cuatro Fantásticos
- La Patrulla X
- El Hombre de Hierro
Pero mis favoritos eran las aventuras de Astérix el Galo, Lucky Luke y Tintín. No me olvido de Mortadelo y Filemón, Carpanta y Rompetechos.
Tenía una colección llena de aventuras y, como ya sabéis, me gusta dibujar. Me inspiraba en los tebeos para crear mis propias ilustraciones y personajes, como El Viajero Planetario, que es el que os he dibujado. Muchos años atrás, cuando mi hija e hijo eran pequeños, solía dibujarles a diario, tal como lo hago con vosotras en esta historia de vida. Les dibujé a Astérix y Obelix y otros muchos personajes de Disney. Creo que aún los conservan.
Hoy, sigo comprando libros científicos, de tecnología y relacionados con las ciencias sociales y la educación. Tengo muchos, me gusta leer y regalar a mis amigas y amigos. Existen millones de libros, vuestra mamá y papá os aconsejarán.
“Os recomiendo que leáis mucho, ya que os hará más felices y sabias”.
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