Revelar los carretes y obtener copias en papel de las fotografías que tomaba con mi cámara, especialmente en color, era muy costoso. Por este motivo, decidí aprender a hacerlo por mi cuenta en casa. Para ello, compré varios libros sobre fotografía y técnicas de revelado, y con la ayuda de mi amigo Roberto, así como con un poco de práctica, logré dominar el proceso. Comencé con lo más sencillo: revelar negativos en blanco y negro, ya que eran mucho más manejables y los resultados solían ser bastante muy buenos.
Para ello, además de otras cosas esenciales (tanque de revelado, cubetas, termómetro…), necesitabas tres productos químicos que podías adquirir en la tienda de mi amigo: el revelador, el baño de paro y el fijador. Estos productos eran cruciales para el proceso de revelado, cada uno desempeñaba un papel específico para garantizar la correcta aparición de las imágenes en los negativos.
Os explico para qué se utilizaba cada uno:
Revelador: Producto químico es el que permite que la imagen capturada en el negativo se haga visible. Existen diferentes tipos de reveladores, los más comunes son el metol, pirogalol y el catecol.
Baño de paro: Detiene la acción del revelador y evitar que la imagen se queme (sobreexponga).
Fijador: El fijador elimina los cristales de haluro de plata que no se revelaban del negativo.
Si deseabas realizar todo el proceso como un profesional, debías utilizar otros dos productos: humectante para evitar las marcas de agua en el negativo, y un producto especial de lavado (agente de lavado), que eliminaba los restos de los químicos del negativo.
Todo el proceso debía llevarse a cabo en una habitación oscura, sin ninguna fuente de luz que pudiera velar los negativos (borrarse las imágenes). Para ello, expropié 😁un pequeño cuarto de baño que apenas se usaba en casa. Cubrí las ventanas con cartulinas negras para asegurarme de que no entrara ninguna luz y retiré algunos objetos para colocar las cubetas y los utensilios necesarios. Transformar este pequeño espacio en un cuarto oscuro fue todo un reto, pero valió la pena.
Mi madre no estaba muy contenta con esta transformación, ya que prácticamente había desmantelado el cuarto, y lo que había instalado allí resultaba un estorbo para el uso habitual del baño. Además, los productos químicos desprendían un olor bastante desagradable, lo que generaba más quejas en casa. A pesar de todo, nunca me pidieron que desmontara el laboratorio. 🤪
Si querías obtener copias en papel, un proceso conocido como positivado, necesitabas una ampliadora con su lente correspondiente. Yo compré una de segunda mano, fue una gran inversión para mi (ya os he contado que no ganaba mucho en el taller metalúrgico), pero pude pagarla en tres plazos.
El papel fotográfico (era muy caro, por lo que no debías desperdiciarlo), y los productos químicos para el positivado (revelador, baño de paro y fijador) también los podías encontrar en la tienda de mi amigo. Esta etapa del proceso era muy divertida, ya que te permitía ver cómo las imágenes de los negativos se transformaban en fotografías en papel.
Durante este proceso, podías utilizar una bombilla de color rojo, conocida como luz de seguridad, que no afectaba al papel fotográfico. Era necesario medir las temperaturas de los químicos, controlar los tiempos de exposición y realizar las mezclas correctamente. Todo era un poco complicado, pero también muy divertido. Una vez aprendida la técnica, nunca se te olvida.
Realicé cientos de fotos, quizás más de mil, tanto en el campo como en la ciudad. Cada salida con mi cámara era una nueva aventura, una oportunidad para capturar momentos únicos y explorar mi entorno con una nueva perspectiva. Aprendí mucho sobre composición, iluminación y técnica fotográfica, y soñé con ser fotógrafo profesional y abrir una tienda de fotografía. Sin embargo, necesitaba mucho dinero para ello y no disponía de él en ese momento. Años después, lo hice en Granada. Ya os lo contaré en detalle más adelante.
Esta es una de las primeras imágenes que positivé en mi laboratorio (tiene muchos años); puede que quedara un poco regular, pero hay que tener en cuenta que estaba practicando. Me siento muy orgulloso de ella. El búho era muy simpático 🥰, lo encontramos herido en una de nuestras excursiones (alguien le disparó con una escopeta de perdigones), lo llevamos a un veterinario para que lo curara, después de unos días lo regresamos a su medio natural.
Realizar una fotografía es como capturar un instante mágico que nunca se repetirá. Si la practicáis, mejorarán vuestras habilidades de observación y os hará más felices y sabías.
Cada fotografía que toméis, será un testimonio de un momento, un reflejo de vuestra visión única del mundo.
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