Después de unos meses, ya me encontraba completamente recuperado y volví a llenar mi vida de todo aquello que me hacía feliz. Ya sabéis, mi trabajo, los estudios, el voluntariado, la fotografía, la defensa de la naturaleza y mis otros compromisos sociales. Sí, todas las cosas que tuve que aplazar por la intervención quirúrgica.
Como ya os he contado, en aquellos años no teníamos teléfonos móviles, ordenadores personales ni consolas. Todos estos dispositivos que disfrutamos en la actualidad fueron posibles gracias a las investigaciones y el trabajo de miles de ingenieros, matemáticos, técnicos en electrónica y otros especialistas, tanto mujeres como hombres, que tuvieron la visión y la motivación para hacer realidad el futuro que conocemos hoy. ¡Muchas de estas personas eran jóvenes de mi generación!
Aunque no disponíamos de todas esas cosas para mandarnos mensajes por chats o jugar, muchos de nosotros utilizábamos las estaciones de radiotelefonía para conversar con cientos de amigas y amigos, incluso si residían en otros países. Sin embargo, utilizar las emisoras no era tan fácil; requería esfuerzo e inventiva, ya que a veces era necesario resolver algunos problemas técnicos.
El abuelo tenía una ventaja, puesto que estudiaba navegación en el Instituto Politécnico y una de las asignaturas que cursaba era radiotelefonía naval. En esas clases, aprendí a construir e instalar radioemisoras, a resolver problemas técnicos y a usar los diferentes códigos de comunicación. Un buen amigo me inició en esta afición; su padre era técnico radiotelefonista y constantemente le oía hablar por radio con personas de otros países. Me comentaba que era muy instructivo y emocionante, y que quizás nosotros podíamos hacer lo mismo.
Pensé que cuando ahorrase un poco de dinero (casi todo lo que no entregaba a mamá, lo gastaba en fotografía y mis otras aficiones), podría comprarme una emisora de radio de fábrica, pero mientras tanto, podría intentar construir una por mi cuenta. Para ello, era necesario comprar un esquema electrónico (como unas instrucciones del circuito que debía montar), además de los componentes necesarios como la placa, transistores, resistencias, diodos y demás. Podía adquirir todo en una tienda especializada. Yo lo hice, pero no logré que funcionara, así que solicité la ayuda de mi profesor del Instituto politécnico y por fin lo logré, pero la distancia que podía alcanzar no era suficiente para conectar con otros amigos.
Os he buscado por internet diagrama de una emisora de FM (Frecuencia Modulada) para que os hagáis una idea.
No pretendo daros una lección de electrónica, ya que es muy complicado, pero si os interesa, quizás algún día podamos experimentar juntos. ¡Estoy seguro de que os gustará mucho!
Una vez montada la emisora, necesitabas más cosas: una antena, una batería o unas pilas, un altavoz y un micrófono. Más o menos, el sistema era así:
Para terminar, colocabas la antena en un lugar muy alto, por ejemplo, en el tejado o en la terraza de la casa, y la conectabas a la radio con un cable especial llamado coaxial. La enchufabas a la batería, ¡y listo! Eso sí, debías tener cuidado de no interferir la señal de televisión de los vecinos cuando hablabas por radio, ya que podían enfadarse y ponerte una multa.
“Interferir la señal significa: impedir su recepción de modo que la televisión se vea mal o no se vea.”
Con el fin de ahorrar algo de dinero, dejé de comprar algunas cosas de fotografía, y cuando puede obtener lo suficiente me compré una emisora de radioaficionado de segunda mano (o tercera, quién sabe 🤷). Mi emisora era de la marca President, que operaba en CB (Banda Ciudadana), utilizaba frecuencias en el rango de 27 MHz, específicamente de 26.965 MHz a 27.405 MHz. Que se dividían en 40 canales, cada uno con una frecuencia específica.
Al hablar por radio, debías ser respetuoso y seguir ciertas normas. Además, podías utilizar una serie de códigos que te permitían conversar con radioaficionados de todo el mundo. Un ejemplo es el código Morse. Este sistema se usaba en el telégrafo y lo reconocerás en muchas películas de submarinos, del oeste y de espías. Fue inventado por Samuel Morse en 1837, pero se usó por primera vez en 1844.
En el próximo capítulo, os mostraré en qué consiste el código Morse y otros lenguajes que utilizábamos para simplificar nuestras conversaciones por radio. 😉
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