Después de algunos años, decidí obtener el carné para conducir automóviles. No todos mis amigos tenían motocicleta y, a veces, prefería viajar en grupo en coche. El examen constaba de tres partes: el teórico, el circuito y la conducción. Aprobé el teórico a la primera, pero las otras pruebas me costaron seis intentos. Solía culpar a los examinadores o a los pedales del coche, que estaban muy duros, pero ahora reconozco que era un poco torpe al volante. Finalmente, ¡lo conseguí! ✌️
Conducir un coche no es lo mismo que pilotar una moto; requiere más cuidado. El coche tiene más potencia y velocidad y, aunque te sientas seguro, debes ser consciente de que los accidentes pueden ocurrir fácilmente. Además, la responsabilidad es mucho mayor cuando llevas amigos contigo.
Mi primer coche era bastante antiguo; una persona que conocí en el taller metalúrgico me lo vendió a un precio muy económico. Era un Citroën Diane 6, según su publicidad, diseñado para personas encantadoras. Sin embargo, eso no era verdad, ya que cada uno es como es, independientemente del coche que conduzca.
El coche era un desastre: el motor tenía pérdidas de aceite, la batería estaba estropeada, las puertas no cerraban bien y se mojaba todo cuando llovía. Ahora entiendo por qué me lo vendieron tan económico.
Cuando llevaba a mis amigas en el coche, me cantaban la canción de los payasos de la tele que decía:
“El viajar es un placer, que nos suele suceder
En el auto de papá, nos iremos a pasear
Vamos de paseo, ¡pí, pí, pí!, en el auto feo, ¡pí, pí, pí!
Pero no me importa, ¡pí, pí, pí!, porque llevo torta.” 🤣
Yo me enfadaba, pero cuanto más lo hacía, más fuerte cantaban. 😠
Los coches con problemas no son seguros y pueden provocar accidentes, además de contaminar mucho el medio ambiente. Por eso, decidí deshacerme de él y llevarlo a un desguace, que fue lo mejor que pude hacer. Sin embargo, a pesar de todos sus fallos, me dio un poco de pena, pues me divertía mucho con él.
Tras el Diane 6, con el transcurrir del tiempo, he podido comprar otros vehículos. No obstante, igual que el tiempo afecta a las personas, también estas máquinas, y las reparaciones y el mantenimiento, se hacen más habituales. Con los años, te das cuenta de que el coche se ha convertido en un elemento esencial en tu vida, y si no lo tienes parece que limita nuestra libertad. Pero, esto no es cierto. Lo que sucede es que nos hemos habituado a su comodidad y lo empleamos para todos nuestros desplazamientos, incluso los más breves.
Es cierto, al principio, el automóvil representa una mejora importante en nuestra calidad de vida, pues ofrece comodidad y ahorro de tiempo. Sin embargo, esta herramienta se convierte en una extensión de nuestra rutina diaria, limitando nuestra percepción de libertad y movilidad sin ella. Caminar, utilizar las bicicletas y transporte público se vuelven opciones tediosas (molestas). Así, la dependencia del automóvil aumenta y cualquier inconveniente relacionado que nos impida utilizarlo nos genera una sensación de pérdida de libertad.
Hoy en día, con la variedad de medios de transporte que existen, creo que tener un coche ya no es tan imprescindible, pero cada uno elige lo que más le conviene. De todas formas, creo que en unos años los coches de gasolina o diésel serán sustituidos por vehículos eléctricos que no necesitarán conductor, o incluso por vehículos que vuelen como drones. Solo tendrás que subirte y pedirle que te lleve a cualquier sitio. El coche se ocupará de todo sin que tú tengas que hacer nada.
Es importante recordar que, aunque el coche facilita muchos aspectos de la vida moderna, también es beneficioso redescubrir otras formas de transporte que pueden enriquecer nuestra experiencia cotidiana y promover un estilo de vida más saludable y sostenible. Explorando estas alternativas, podemos reducir nuestra dependencia del automóvil y redescubrir el placer y la libertad de movernos de maneras más simples y ecológicas.
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