Vuestra mamá y papá os pueden contar muchos de los momentos vividos con el abuelo, que son historias que solo ellos pueden describir, pues cada uno las siente de forma diferente. Pero os tengo que confesar que cuando las imagino, me viene a la mente una canción de Jim Croce que se llama “Time in a Bottle”. Quizás podáis escucharla algún día. Dice algo así:
“Si las palabras pudieran hacer realidad los deseos, guardaría cada día como un tesoro”.
Es una canción muy bonita que habla de cómo el tiempo pasa y de cómo quisiéramos detenerlo para disfrutar de las personas a las que amamos.
Ya os conté en un capítulo anterior que llega un día en el que los hijos tienen que construir su propia historia de vida y se van de casa. Son momentos muy difíciles para las mamás y los papás. Pero si esos años compartidos han sido felices, siempre queda un lazo de unión que, aunque es invisible, es tan fuerte que nunca se romperá. Es verdad, a veces, por alguna razón, los hijos se alejan de sus mamás y papás, y estas etapas se convierten en silencios y aunque solo sean unos pocos metros los que los separan, son como miles de kilómetros.
No es que dejen de quererse, puede ser, tal y como os escribí al principio, que un huracán ha atrapado a alguien de la familia y le cuesta salir de él. Es una situación muy dolorosa, tanto para los que se alejan como para los que se quedan. Una tarea difícil, pero debéis esforzaros por recuperar la comunicación, pensad en los momentos felices; si no es así:
¿Quién lo hará por vosotras? 🤔
En todo caso, es importante no dejar pasar mucho tiempo, pues los malentendidos y las confusiones alimentan la tormenta y se llevan para siempre a los que están atrapados dentro de ella.
“Cuando tengáis más edad, entenderéis el pensamiento que ha inspirado una parte de esta historia de vida: Tres metros distancian tanto como dos mil kilómetros”.
En una ocasión, una de esas tardes en las que toda la familia compartíamos sesiones de cine en alguna sala comercial, fuimos a ver la película, “Hook, el capitán Garfio” de 1991. Si os apetece, os recomiendo que la veáis, es muy divertida. A Dani le encantó, incluso llegó a escribirle una carta a Peter Pan para que en uno de sus viajes, pasara por casa para visitarlo. Yo guardé esta carta durante muchos años en la guantera de mi coche, así cuando me encontraba de viaje lejos de casa aprovechaba para leerla una y otra vez para sentirme cerca de él. No deseaba que se decepcionara, así que contesté a esa carta en nombre de Peter Pan, no estoy seguro si la llegó a leer, pues apenas sabía hacerlo, pero le comenté que Peter Pan estaba muy ocupado, pero había recibido su carta y lo tenía en sus pensamientos.
En uno de esos días en los que me encontraba de descanso, le construí la espada de Peter Pan, intenté replicar la original, pero al final me decidí por una de madera lo suficientemente pequeña para que él pudiese sujetarla con sus pequeñas manos. Dani apenas contaba con cinco años de edad, y quizás no lo recuerde, pero le dije que, con la espada, podría abrirse camino si alguna vez tenía dificultades para encontrar su camino. Es como un símbolo de fuerza de voluntad que le otorgaría la fuerza suficiente para enfrentarse a los retos de la vida. Intentad superar las dificultades que os puedan impedir el regreso a casa.
Enfrentaros sin temor a piratas y peligros y nunca os rindáis.
Debéis conocer que en el libro original de Peter Pan escrito por J.M. Barrie, el personaje de Peter Pan no es el niño encantador y amigable que a menudo se representa en las adaptaciones posteriores, especialmente de Disney. Es cierto que es un espíritu libre y aventurero, pero también tiene algunos rasgos de crueldad y egoísmo. Por ejemplo, Peter olvida fácilmente a las personas y no muestra empatía hacia los sentimientos de los demás. Algunas especialistas en comportamiento humano interpretan que su deseo de permanecer siempre joven y su rechazo a crecer también pueden ser como una forma de crueldad hacia aquellos que envejecen.
Pero, siempre podemos quedarnos con aquellos aspectos más positivos del cuento: la inocencia y la libertad de la infancia.
Fuertes y valientes, como Peter Pan y Campanilla.
A Patricia también le gustaba Peter Pan, pero se sentía más identificada con Campanilla y otras aventuras como La Bella y la Bestia (1991), Aladdin (1992), El Rey León (1994) y otras películas de Disney que yo procuraba alimentar con los dibujos que les hacía. Muchos de esos dibujos aún los conserva. Adoraba a mi hija y la sigo adorando ahora que es mayor. A veces, la vida nos lleva por caminos inesperados, alejándonos temporalmente de quienes amamos. Sin embargo, siempre debemos recordar que el amor y los recuerdos compartidos nos unen de manera profunda e indestructible. Las distancias pueden parecer infranqueables, pero con esfuerzo, comprensión y cariño, podemos superar cualquier barrera.
Hoy, que el abuelo no puede compartir momentos a vuestro lado, sabed que estáis siempre en mi mente y corazón, imagino vuestras sonrisas y vitalidad. Nunca olvidéis que, a pesar de las tormentas que la vida pueda traer, siempre hay un rayo de esperanza y un camino de regreso al amor y a la familia.
“Recordad que, de vuestro esfuerzo y voluntad, depende alcanzar vuestras metas.”
¡Os quiero siempre!
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