
Deseo escribiros sobre la importancia de la amistad. En mi opinión, a tus amigas y amigos no los eliges deliberadamente, más bien la cosa funciona así: un día conoces a alguien en cualquier lugar, os saludáis y emprendéis una conversación sobre, por ejemplo, el clima, o encontráis cosas que os unen. Puede ser un hobby, gustarte un mismo equipo deportivo, un personaje de una película, o tal vez, os guste caminar por la naturaleza.
Pueden ser muchas las razones por las que, sin buscarlo, os habéis hecho amigas para siempre. También es posible que estas relaciones de amistad provengan de etapas de tu vida muy lejanas, como del colegio, del barrio cuando eras una niña, o incluso de personas que conociste en las vacaciones. En cualquier caso, el vínculo que se forma puede ser increíblemente fuerte y duradero.
Existen muchos grados de amistad, pero la verdadera la reconoceréis al instante: es como una brújula que te guía en el camino correcto. Las verdaderas amigas y amigos no te piden nada a cambio, siempre están ahí cuando las necesitas. Sin embargo, no debemos ser egoístas ni poner a prueba su amistad, debemos apreciarla por las cosas buenas que aporta a tu vida, no por las cosas materiales ni por lo que te regalan. 😉
Debéis tener en cuenta que a veces, las amigas no se encuentran cerca de ti físicamente y quizás, no puedan ayudarte cuando lo necesitas, pero esto no significa que no te quieran; la vida nos lleva a diferentes lugares y situaciones, y en esas ocasiones es muy difícil coincidir en momentos complicados. Yo quizás sea un poco especial, pero no suelo abrumar a mis amigas y amigos con mis problemas (aunque a veces se molestan por ello), prefiero imaginar que de una manera u otra siempre están ahí cerca de mí. Y esto es lo que más valoro.
Quizás, habrá alguien que os diga que debéis distinguir entre personas conocidas y amigas, pero yo considero que es mejor considerar a todas las personas como amigas, aunque no converses nunca con ellas. Por ello, si alguien me devuelve el saludo con una sonrisa, yo la considero una persona amiga. Es lo que opino. ¿Quién sabe? ¿Quizás un día coincidáis en el cine y podáis hablar sobre si la película os ha gustado o no?
Pero una cosa está clara: la amistad es como un tesoro mágico que vale la pena conservar.

Yo, por ejemplo, guardo muy buenos recuerdos de mis amigos de la infancia y juventud. Es verdad que a muchos de ellos no los he vuelto a ver, pues vivimos en ciudades diferentes, algunos incluso en otros países. Pero, ¿sabéis una cosa? Los momentos compartidos nunca los he olvidado. Son cientos de aventuras que nos permitieron descubrir el mundo y su funcionamiento.
Por ejemplo: con Alfredo y J. Miguel, jugaba a construir cohetes espaciales que lanzábamos en el descampado frente a nuestra casa. Sí, es verdad que no alcanzaban mucha altura; apenas unos metros, pero la ilusión de fabricarlos con tubos de aluminio de pastillas efervescentes y llenarlos de combustible, nos mantenía ilusionados y entretenidos durante muchos días.
A mi amigo Manolo y a mí nos gustaban los cómics de Marvel y las motocicletas. Queríamos ser como Spider-Man y el Cíclope de la Patrulla X. Solíamos disfrazarnos de superhéroes con trajes que nosotros mismos nos fabricábamos con telas, cartones y pinturas. No es que estuvieran muy bien hechos (eran como un par de pijamas), pero tampoco saltábamos muy alto. Luego salíamos a la calle a combatir el crimen. 🤣

Mis amigas y compañeras de Cruz Roja, como África y mi amigo Mariano, que me inició en los estudios de náutica enseñándome a manejar la brújula; o mi amigo Roberto, que me ayudó a hacer buenas fotos.
Estos son momentos especiales y felices que solo puedes disfrutar con la amistad.
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