
Estos días no he podido escribiros porque he estado muy ocupado trasladando algunas de mis pertenencias a una nueva casa en otra ciudad, en otra provincia. Cambiar de casa nunca es fácil, menos aún cuando llevas toda una vida en el mismo lugar. Las personas mayores percibimos estos cambios como un enorme desafío. Pensad que no solo se trata de empaquetar aquello que deseas llevarte a tu nuevo hogar; también tienes que dejar atrás recuerdos, lugares y rutinas que forman parte de tu vida diaria. Os confieso que no deseaba realizar este cambio; es algo que he tenido que hacer obligatoriamente por razones de trabajo.
Siempre me ha resultado un fastidio tener que viajar de un sitio a otro. No es solo por mis problemas físicos que, ciertamente dificultan los traslados, sino más bien por una cuestión emocional. Las mudanzas remueven muchas cosas en el corazón. Dejas atrás un lugar que se había convertido en tu refugio y, con él, las pequeñas cosas que te anclaban al día a día: el café de las mañanas en tu rincón favorito, los saludos de los amigos, los senderos que recorría a diario. Es como si cada objeto y cada rincón llevaran un pedazo de tu historia que ahora quedará atrás.
Además, está la incertidumbre. Aunque intento mantener una actitud positiva, el miedo a lo desconocido siempre está presente. Me pregunto: ¿Será esta nueva ciudad un lugar donde pueda sentirme como en casa? ¿Podré construir nuevas rutinas que me den paz? ¿Encontraré el calor de la amistad que tanto apreciaba en mi antigua ciudad? Estas preguntas me rondan constantemente mientras organizo mis pertenencias y me despido de lo conocido.
Sin embargo, trato de ver este cambio como una oportunidad. Ya sabéis que siempre procuro pensar que cada desafío es una nueva oportunidad de aprendizaje. Puede que esta nueva etapa me permita descubrir lugares especiales, personas maravillosas y, sobre todo, aspectos de mí mismo que todavía no conozco. Los cambios, aunque difíciles, nos empujan a crecer y adaptarnos, a descubrir nuestra propia fuerza y nuestra capacidad para superar lo inesperado.
Con los años he aprendido que no todo lo que acumulamos merece ser llevado con nosotros. Solo algunos objetos esenciales tienen un verdadero valor, como aquellos que nos recuerdan a quienes amamos o que nos conectan con momentos importantes. Me llevo conmigo las memorias que me fortalecen, las enseñanzas de los años y, por supuesto, mi amor por vosotras. Lo demás no importa mucho.
Sé que no será fácil, pero espero que, con el tiempo, esta nueva casa también se convierta en un hogar lleno de nuevas historias y momentos para recordar. Mientras tanto, seguiré escribiéndoos para compartir lo que esta etapa me vaya enseñando. Porque incluso en los momentos de cambio y de nostalgia, hay mucho que aprender y muchas razones para seguir adelante.
Es importante que sepáis que el lugar donde viváis no define quiénes sois. Son vuestros recuerdos, las personas que os acompañan y vuestra capacidad de adaptaros y seguir adelante lo que realmente importa. Así que, cuando os enfrentéis a cambios como este, no lo veáis como el final de algo, sino como el comienzo de una nueva etapa. Llevad con vosotras lo verdaderamente importante: una fotografía de vuestros seres queridos, un objeto que os proporcione recuerdos felices, o cualquier cosa que os sirva de guía para vuestro regreso, si así lo deseáis.
Quizás esta nueva aventura me permita salir del huracán emocional en el que me encuentro y preparar mi corazón para el día en que nos volvamos a encontrar. Mientras tanto, cada paso que dé aquí, cada pequeño logro en este lugar desconocido, lo haré pensando en el futuro, en el día en que compartiré con vosotras risas, abrazos y todo el amor que llevo conmigo.

Os seguiré escribiendo, compartiendo mis pensamientos, mis aprendizajes y los recuerdos que me ayudan a mantenerme en pie. Porque, aunque ahora estoy lejos, nunca dejo de llevaros en mi corazón. Sé que, al final, este huracán me empujará de vuelta a donde debo estar: a vuestro lado, donde siempre he sentido que pertenezco.
Cuando os enfrentéis a cambios, recordad que siempre lleváis con vosotras lo esencial: vuestra capacidad de crear un hogar en cualquier parte y de transformar los retos en oportunidades. No temáis dejar atrás lo que no os hace falta y avanzad con confianza, porque cada cambio trae consigo la posibilidad de algo maravilloso.
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